En diciembre de 2019 comenzó la propagación de un nuevo virus en la ciudad china de Wuhan. En muy poco tiempo, derrumbó la totalidad de los pronósticos que se tenían para este año, generando un gran impacto en la economía global. En casi todos los países afectados se tomaron medidas de distanciamiento social y cuarentena para evitar que el virus se propagara. Esto ha llevado a que muchos sectores productivos se vean afectados. Se destaca entre ellos el mercado inmobiliario, que ha sufrido fuertes golpes como consecuencia de la crisis sanitaria.

Durante el primer trimestre de 2020, en China, el país donde surgió el virus, las transacciones inmobiliarias vieron una caída del 90%. Así lo aseguró la organización China Merchants Securities Co. En el mes de marzo se observó un derrumbe de las bolsas en todo el mundo, pese a las reducciones de las tasas de interés. En México, por su parte, se comenzó con la implementación de medidas de “sana distancia” ante los brotes comunitarios de casos de coronavirus.

A lo largo del 2019 se vivieron contracciones inmobiliarias. No obstante, a principios del año actual, las tendencias apuntaban a que el mercado generaría un crecimiento del 4%. Este, originado como consecuencia de la reducción de las tasas de interés que promovía el Banco de México. También tenía su origen en el impulso de programas institucionales de vivienda, como es el programa Unamos créditos de Infonavit.

A pesar de esto, según la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios, durante la contingencia, la actividad inmobiliaria va a congelarse y no se realizarán adquisiciones de inmuebles para no correr riesgos en inversiones. Se considera que, hasta que se pueda anunciar que la pandemia ha sido controlada, se recuperará paulatinamente la confianza en el sector.

En lo que respecta a expectativas, se espera que la recuperación empiece a desarrollarse a lo largo del tercer trimestre del año. Además, se considera que puede estabilizarse hacia el último trimestre permitiendo un año de crecimiento en el 2021. Se cree que los inmuebles de interés social podrían mantenerse estables, pero la vivienda residencial será la más afectada.

Oficinas

Desde el último trimestre del 2019, el segmento inmobiliario de oficinas presentaba ya una desaceleración. Esto, principalmente en el mercado de la Ciudad de México. Allí se había frenado una importante cantidad de construcciones de oficinas como consecuencia de la necesidad de permisos para llevar a cabo la tarea en contexto de aislamiento.

Debido a la contingencia sanitaria, muchas oficinas han quedado cerrada repentinamente. Esto ha impulsado a las empresas a tener que brindar a sus trabajadores las condiciones necesarias para continuar sus tareas desde sus hogares, mediante la modalidad teletrabajo. Ello, como una forma de continuar funcionando cumpliendo con las medidas sanitarias implementadas. Esto impacta directamente en el mercado inmobiliario de oficinas, debido a que este responde al nivel de actividad económica y de empleo. En este sentido, se considera que el año 2020 es un año lento, donde los precios se ajustan a la baja.

Inmobiliaria industrial

La demanda inmobiliaria referida a logística se verá afectada también. A lo largo de los últimos años, ha ido logrando superar las expectativas de crecimiento, llegando entre 250 y 300 MSF en los últimos años. Ello, impulsado por la modernización de la cadena de suministros y el comercio electrónico que continúa en crecimiento. Se estima que para volver a una tasa de equilibrio de 7% se necesitará de más de 350 MSF de entregas vacantes.

La parte de inmobiliaria industrial que hace referencia a la atención médica podría tener más actividad. Esto ayudaría, según estudios recientes, a compensar los golpes en las industrias de viajes, eventos, hotelería y automovilística.

Segundo semestre 2020

Durante el segundo semestre del año 2020, los precios de la vivienda – tanto nueva como usada – en la Ciudad de México vivieron un aumento del 1,9%. Desde comienzos del registro en el año 2009, es el menor incremento que se ha visto, según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal.

La pandemia del covid-19 representó una tendencia a la baja en los precios de las viviendas. Ya desde el tercer trimestre del año 2019, los aumentos en los precios comenzaron a ser menores, pasando de casi el 10% al 7% y 5.5%, encontrando su menor aumento de abril a junio de 2020 con el 1.9%.

El sector inmobiliario, ciertamente, no es ajeno a los efectos de la crisis que genera la pandemia, sin embargo la recuperación económica que se pronostica para la pos-pandemia, se estima, puede implicar un alza en los precios de los bienes inmuebles. A su vez, especialistas esperan un efecto rebote de las economías nacionales a nivel mundial, lo que se refleja en una recuperación a gran escala posteriormente al control de la emergencia sanitaria. Por eso, se recomienda a quienes desean adquirir bienes inmuebles que aprovechen el momento actual de precios bajos para hacerlo.

Un informe de Deloitte sobre las predicciones posteriores a la pandemia, indica que:

“El trabajo remoto se transformará en algo permanente en nuestras vidas por ello, los propietarios de locales y centros comerciales deberán ajustar sus operaciones y modelos de negocio, enfocándose en escenarios pos-COVID-19, para poder mantener el valor de sus activos y garantizar su flujo de caja.”